Tan extraordinarios son los secretos que desvelan las pinturas y esculturas de Pienza que el propio papa Pío, preveyendo que pudieran borrarse a su muerte, prohibió en su testamento destruir o cambiar de lugar cualquier objeto que él hubiese ordenado poner. Todo permanece en su lugar, aunque la Opera Pía, actual propietaria del legado Piccolomini, pone buen cuidado en impedir hacer fotografías inconvenientes. No obstante, y como una pequeña muestra de lo que allí se custodia, la Estrella de David enmarca el escudo de los Piccolomini en la sillería del coro para simbolizar su descendencia de Alejandro Janneo, rey de Israel de la dinastía Jannea. Otra de las curiosidades que ofrece la catedral de Pienza es la inclusión de un tabernáculo donde guardar los oleos con que se ungen a los soberanos, como si se pensase designar reyes en el lugar.